Las repercusiones de las elecciones revelan la batalla entre la libertad y el comunismo

Una elección que trasciende la derecha y la izquierda políticas

Editorial de The Epoch Times

Cuando los fundadores de nuestro periódico huyeron de un régimen comunista para venir a América, nunca esperaron que esta gran nación se convirtiera un día en el centro de la batalla entre el comunismo y la libertad.

Muchos americanos creen que el comunismo es un concepto abstracto, algo que sólo afecta a las naciones lejanas, sin darse cuenta de que ya ha llegado a nuestra puerta.

El comunismo se ha extendido en América bajo nombres como socialismo, progresismo, liberalismo, neo-marxismo, y así sucesivamente, en un lento proceso durante décadas de subversión sistemática por parte primero de la Unión Soviética, y ahora del Partido Comunista Chino (PCCh).

Esta batalla acumulativa por el futuro de América -y con ella, del resto del mundo- está llegando a su punto culminante en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos.

Este es un conflicto que trasciende el partidismo y la afiliación a un partido.

La creencia en Dios siempre ha sido fundamental para América. Los primeros colonos huyeron a los Estados Unidos para poder practicar su religión libremente. Los Estados Unidos se fundaron en la creencia de que todos somos creados iguales por Dios y dotados por el Creador de nuestros derechos. El lema de los Estados Unidos es “En Dios confiamos”.

La creencia en Dios y los principios derivados de esa creencia son las razones fundamentales por las que los Estados Unidos pueden disfrutar de libertad, democracia y prosperidad, y por las que los Estados Unidos se ha convertido en la nación que es hoy.

En esta gran tradición, el voto es un deber sagrado en el que cada ciudadano puede asumir la responsabilidad de quien gobierna. Este año, un número récord de estadounidenses votó para elegir a su próximo líder.

Desde entonces hemos aprendido que este proceso ha sido subvertido. Han surgido numerosas acusaciones creíbles de fraude electoral, que apuntan a un esfuerzo sistemático por cambiar el resultado de la elección.

La extrema izquierda y el diablo comunista que está detrás de ella -la misma fuerza que Karl Marx describió una vez como la que acecha a Europa- están usando mentiras, fraude y manipulación en un intento de privar al pueblo de sus derechos y libertades.

Uno de los dos principales partidos de los Estados Unidos, el Partido Demócrata, ya no es el partido político que solía ser. A lo largo de los decenios, se ha ido infiltrando gradualmente en él la misma ideología marxista que ha creado los regímenes comunistas más brutales y represivos de la historia.

La ideología comunista, incluido el socialismo y sus ideas asociadas, no es una ideología normal. Es la ideología que ha causado las muertes antinaturales de al menos 100 millones de personas.

La ideología comunista utiliza conceptos aparentemente rectos, como “igualdad” y “corrección política”, para confundir a la gente. Su ideología se ha infiltrado en todos los campos de nuestra sociedad, incluyendo la educación, los medios de comunicación y el arte. Destruye sin escrúpulos todo lo que es tradicional, incluyendo la fe, la religión, la moral, la cultura, la familia, el arte, la educación, la ley, etc., y lleva a la gente a caer en la depravación moral.

Esta es la ideología del totalitarismo, que lleva a naciones otrora prósperas como Venezuela al abismo y que fue capaz de destruir 5.000 años de cultura en China, donde la gente pasó de la creencia en lo divino a la devoción por el estado.

Es la destrucción sistemática de todo lo que es bueno lo que la humanidad representa. Es diametralmente opuesto a la bondad, la justicia, la verdad y la compasión.

Esto no sólo ha socavado los espíritus de las personas y su fe justa en Dios, sino que ha arrastrado al pueblo americano y a toda la humanidad al borde del peligro.

Una elección entre el bien y el mal

Se trata de un conflicto que trasciende las líneas partidistas, una batalla entre si nosotros, como americanos, podemos permanecer fieles a nuestros principios fundadores y seguir la voluntad de Dios, o si seremos sometidos a fuerzas que buscan controlar y destruir nuestros derechos más fundamentales.

Esto no es algo que digamos a la ligera; porque nuestros fundadores vivieron el totalitarismo comunista, ellos entienden su fuerza destructiva.

Como organización de medios de comunicación, somos independientes y no tomamos posiciones sobre cuestiones políticas o candidatos, sino que defendemos la verdad y la justicia.

América ha llegado ahora al borde de caer en un abismo comunista.

En el centro de esta batalla está ahora el Presidente Donald Trump, quien ha dicho claramente no al socialismo y al comunismo y ha terminado con décadas de apaciguamiento del régimen chino al promulgar un esfuerzo nacional para contrarrestar su influencia e infiltración.

Trump se ha enfrentado al PCCh en este momento crítico de la historia.

Para la China comunista, la trayectoria ha sido clara: Trump es un presidente estadounidense que valora la tradición y se opone al comunismo, y mientras dirija, el régimen chino sabe que no tendrá éxito en su objetivo de décadas de derrocar a Estados Unidos y con ello al resto del mundo libre.

Tenemos a la China comunista a nuestras puertas, lista para tomar el control. El PCCh ha estudiado cuidadosamente el sistema estadounidense durante décadas y ahora ha aprovechado con éxito nuestra sociedad abierta y se ha infiltrado en nuestro país.

Internamente, tenemos grupos de extrema izquierda como Black Lives Matter (que se refiere a la organización, cuyos fundadores se describen a sí mismos como “marxistas”, y tienen vínculos con grupos pro PCCh, no con personas que apoyan ampliamente las vidas de los negros) y Antifa que organizan protestas y disturbios. El movimiento es similar a la Revolución Cultural del PCCh, que destruyó el patrimonio cultural y las tradiciones de la nación. Es un movimiento antiamericano, al igual que la Revolución Cultural fue antichina. El núcleo de la ideología del movimiento no es diferente del movimiento comunista en China, y va de la mano con el PCCh, listo para subvertir a América.

El impacto de esta elección es de gran alcance. Ha dejado claro a la gente, los gobiernos y las organizaciones de todo el mundo que deben decidir si están con el diablo comunista o con la tradición y los valores universales.

Cada vez más personas se están dando cuenta de que la elección de los Estados Unidos en 2020 no es una lucha entre dos partidos, ni una disputa entre Trump y Joe Biden, sino una batalla entre la tradición y el socialismo, una batalla entre el bien y el mal, una batalla entre lo divino y el diablo comunista.

Para saber más, lea la serie especial de editoriales “Cómo el espectro del comunismo gobierna nuestro mundo”.

###

* Noticia original en Inglés

Comentarios

Author: DiarioAmerica.com